VEINTE AÑOS DE INVESTIGACIÓN DE LA OBRA DE MIGUEL ÁNGEL

EL TONDO PITTI




"El Tondo Pitti". La visión de la luz de Dios, reflejada en la vista y en el rostro de la Virgen. 
Movimiento de las miradas de las figuras.


DESPUÉS DE “LA PIEDAD DE SAN PEDRO

En 1501, Miguel Ángel regresa a Florencia, después de “La Piedad de San Pedro” y de tomar clases de matemáticas y astronomía con el joven diácono polaco, Nicolás Copérnico. Acontecimientos que signarán el inicio de la conversión de Miguel Ángel y los conceptos síntesis de su progresiva cosmovisión filosófica ascensional salvífica.

El tema recurrente en sus obras de este período, 1501-1506, marcado por una intensa actividad creadora, entre ellas, “El David”, será: “La Virgen, el Niño Jesús y el Niño Juan, que será el Bautista”.

La primera obra de esta etapa será “La Virgen de Brujas”, encargada por comerciantes de Flandes. Signo singular será la aparición en esta obra, y en las próximas, de un libro: “El Nuevo Testamento”.

Es decir la coexistencia de los tiempos, síntesis filosófica-teológica, el Niño Jesús, la era sub-gratia, antes de cumplir su Misión, y el “Nuevo testamento”, el después, que testimonia y evangeliza la Misión, ya cumplida, de Jesucristo que redimió, reconcilió al hombre con Dios, lo perdonó y que con su pasión y resurrección, salvó a la humanidad.

El antes, que contiene el después. Síntesis temporal: “¿Ubi-Quando?”.
Dios es presente y está en todas partes. No tiene tiempo ni lugar. El Hijo de Dios, es niño, es hombre, es redentor y salvador. Es la Segunda Persona de la Trinidad. Es el centro del cosmos.
El antes el Niño Jesús. El después los Evangelios.
El antes, el Niño Jesús, saliendo a cumplir su Misión, y el después: La Historia de la nueva era, la de la Gracia, ya contada por los evangelistas, la Buena Noticia, narrada-predicada: la Era Cristiana.

Entre fines de 1503 y comienzos de 1504, Miguel Ángel pinta “La Sagrada Familia” o “Tondo Doni”, (tondo, palabra italiana, que significa, redondo, esférico…) que por su temática e iconografía, antecede, al firmamento del Antiguo Testamento, en el que convertirá el pensador, creador y artista, Miguel Ángel, al techo de la Capilla Sixtina.
La obra está inscripta dentro de una esfera. (Este análisis, se desarrolla exhaustivamente, en mi libro, “MiguelÁngel. Escultor de su Salvación”).

En estas obras redondas, cuyo tema es “La Virgen y el Niño Jesús”, Miguel Ángel conforma su esfera, su visión del cosmos, del universo, afirmación astronómica, filosófica y teológica: cristológica ascensional.

“EL TONDO PITTI”

Miguel Ángel realiza “El Tondo Pitti” entre fines de 1504 e inicios de 1505, se encuentra en el museo “El Bargello”, en la ciudad de Florencia.
El relieve de mármol, mide de diámetro vertical 85,5 cm, y 82 cm, de diámetro horizontal.
Tiene distintos niveles y tipos de acabado, en su “no terminado”.

Otro signo de estas obras esféricas, en la meditación del cosmos cristiano, de Miguel Ángel, es la presencia del Niño Juan, que será el Bautista.

“El Tondo Pitti” muestra a la Virgen, sentada sobre un cubo, en su regazo tiene el libro abierto de “El Nuevo Testamento”, sobre él, apoya el antebrazo el Niño Jesús sonriente. La Virgen sostiene con el brazo y mano izquierda, al Niño Jesús, y con la mano derecha, sostiene Los Evangelios.
Detrás de la Virgen está el Niño Juan.

Un ángel adorna la frente del manto de la Virgen, revelando la luz celeste-angélica que la guía, como la elegida por Dios para dar de su vientre inmaculado, vida al Hijo del Padre, creador omnipotente del Universo.

La Virgen en su apariencia física y en su vestidura da indicios de parecer una Sibila, una profetisa.
Actitud maestra, didáctica, de la conciencia de la Misión de los dos niños. El Niño Juan El Bautista, que anunciará al Mesías y el Mesías de la era sub-gratia, que redimirá al mundo y lo salvará.
En el medio está la Virgen, generadora de la Verdad, entre el Niño, que pertenece, por nacimiento, a la era sub-lege y el Mesías de la era sub-gratia.

El ángel que adorna la frente de la Virgen es símbolo de su condición y estado celeste, elegida por Dios para ser la Madre del Salvador, del reconciliador de Dios con la humanidad, de quien nos hace hijos del Padre, es decir de nuestra filiación divina.
La apariencia de Sibila de la Virgen, está refiriendo que anuncia o profetisa la llegada del Mesías.
Como puente gradual entre Juan, que será el Bautista, anunciador de la llegada del Mesías.
La Virgen misma, portadora obediente  de la anunciación que el ángel Gabriel, le hace de su concepción divina, a través del Espíritu Santo. Es una Sibila, hasta que dará a luz al verbo encarnado.

Están más allá del tiempo, están en la Patria Celeste, síntesis filosófica del pensamiento escultórico de Miguel Ángel. Otro tiempo, otro “Ubi-Quando”, el siempre de la divinidad.

El Niño Juan pertenece, por tiempo, a la Antigua Providencia y por raza pertenece a la familia de Jesús.
El Niño Jesús está apoyado, sobre el libro, que testimonia, el cumplimiento de su obra, mira el libro abierto, que habla de su futuro mesiánico, ambos en el regazo de la Virgen.
El libro que testimonia y evangeliza, la Misión ya cumplida, y el Niño Jesús, que aún no cumplió su Misión.
Sintesis, SUMMA filosófica, del tiempo de la niñez y el tiempo del cumplimiento de su obra, ambos desde el regazo de la Virgen: generadora de la Verdad.

La esfera de “El Tondo Pitti”, la constituye la Virgen, con el Niño Jesús y el Niño Juan el Bautista, en su primer significado y contenido, la cabeza emerge, trasciende la esfera (El Tondo), de los tiempos de la Historia de este mundo.
La Virgen está en el círculo más cercano a Dios, el de los Serafines, ve a Dios, a la Luz de Dios. Que está reflejada en su rostro y en sus ojos se espeja el infinito, para que vean, en ese espejo, los hombres y mujeres de este mundo: la Luz Divina.
Miguel Ángel se inspira en el pasaje en que Dante Alighieri ve en Beatriz, la alegría y el gozo del amor de la Luz de Dios, reflejada en sus ojos,…en su rostro, expresión de suprema belleza.
Esta instancia: estar ante Dios, revela la eternidad, el no tiempo, no hay pasado ni futuro: Todo es presente.
Miguel Ángel, reflexiona en esta esfera escultórica en el Canto XXVIII, de “El Paraíso”, de “La Divina Comedia”, en los versos 10-12:
“Así mi memoria recuerda
que hice yo, mirando en los bellos ojos (de Beatriz)
donde Amor me tomó con su cuerda.”

Queriendo significar que en los ojos de Beatriz, la luz divina, se reflejaba en toda su pureza e intensidad.
Así, “el hombre no puede tener la primera visión de Dios, sino a través de la Teología y como imagen reflejada”. (Las citas, precisiones, fuentes, en el idioma original y traducciones, se detallan en mi libro, “Miguel Ángel. Escultor de su Salvación”).

La Virgen, El Niño Juan el Bautista y el Niño Jesús están más allá del tiempo de la Historia, de los tiempos de este mundo. Están ante Dios: donde TODO ES PRESENTE, donde no existe el tiempo, ante la luz y el amor que origina el movimiento de todos los tiempos, pero que es inmóvil:
“…mirando el punto
ante el cual todos los tiempos son presente;”

(“El Paraíso” de “La Divina Comedia”, Canto XVII, versos 17-18).

La esfera de Miguel Ángel en el “Tondo Pitti” expresa su pensamiento del cosmos cristiano en la Historia, y nos permite acceder a la revelación de la visión, en el rostro de la Virgen María, de la Luz del Amor, origen del todo infinito: Dios.

La esfera del “Tondo Pitti” nos hace ver en la visión de la luz celeste de la Virgen María a Dios, la eternidad: la “letizia” (alegría viva y dulce), hogareña, de la Patria Celeste, cosmovisión cristiana neoplatónica del pensador escultor Miguel Ángel. Síntesis de la simultaneidad de los tiempos de la Historia de la Humanidad, trascendidos al no tiempo de la dulce eternidad celestial reflejada en la frente, en la visión de la Virgen, Madre, maestra, filósofa, teóloga, que nos hace ver el reflejo de la Belleza Suprema: Dios.

“El tondo Pitti” es, también una recreación del amor materno-filial y las dulzuras de esa “letizia”, en el recuerdo del huérfano temprano, Miguel Ángel, de su madre.

El Tondo Pittti” es una esfera donde hay un movimiento de las miradas. El Niño Juan mira al Niño Jesús (A), El Niño Jesús sereno, dulce, lúdico, mira el libro abierto de “El Nuevo Testamento”(B).
La Virgen, con su cuerpo en contrapposto, mira hacia adelante, hacia el por-venir, hacia el infinito(C), a la posteridad de todos los tiempos y latitudes. En esa mirada contempla, en una visión esférica, tridimensional, al Niño Juan, que está a su derecha, levemente detrás de ella (D) y la visión (E) hacia su Hijo: el Niño Jesús y al libro “El Nuevo Testamento”, que testimonia la Misión cumplida de Jesucristo, la Segunda Persona de la Trinidad: Reconciliador del mundo con Dios
En el “arco de su visión” refleja en sus ojos la luz dulce del Amor de Dios.

Revelándonos la estancia sin tiempo de la vida perenne ante Dios, “letizia” del hogar del Padre de todos: el cielo más cercano a la luz de Dios, como nos lo revela el ángel: el Serafín que alumbra la frente santa de la Virgen, Madre, maestra y generadora de la Verdad.

Córdoba, Argentina, 1º de octubre de 2017.
Cristina Castricone





Si les gustó este artículo, les recuerdo que es el fruto de veinte años de investigación, volcados en mi libro "MIGUEL ÁNGEL. ESCULTOR DE SU SALVACIÓN"que está esperando un editor.



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