VEINTE AÑOS DE INVESTIGACIÓN DE LA OBRA DE MIGUEL ÁNGEL

EL MOVIMIENTO Y LA COLOQUIALIDAD EN LAS ESCULTURAS DE MIGUEL ÁNGEL


LA PIEDAD DE LA BASÍLICA DE SAN PEDRO



Esquema de pedestal, base, banco, columnas que figuran las piernas de la Virgen
 y movimientos helicoidales.


LOS MOVIMIENTOS HELICOIDALES Y SUS PARTES A ESPIRALES

En las obras de Miguel Ángel Buonarroti hay movimiento y coloquialidad
Fundamentalmente en las esculturas, que al ser bultos exentos, es decir, que se pueden ver de frente, de los laterales y también desde arriba, la tridimensionalidad emerge, del volumen cúbico del bloque de mármol.

Al ir Miguel Ángel, esculpiendo desde la cara frontal del bloque, sobre el  dibujo de la escultura en sus medidas reales, trabajando con el martillo y cincel, como haría con una tiza (o lápiz), dibujando y sombreando, de frente, de los lados y de arriba, dando volumen a la figura, penetrando en el mármol, sacando material (esencia del arte de la escultura).
Poco a poco va obteniendo el volumen de la figura o del conjunto escultural.

Circunscribiéndonos a La Piedad de la Basílica de San Pedro”, que conforma un volumen piramidal, desde su pedestal, van subiendo, por la base propiamente dicha de la escultura, el cuerpo de Cristo, el banco oval sobre el que está sentada la Virgen, formas/volúmenes ovales, que en sus movimientos helicoidales y sus partes a espiral, revelan una decidida orientación ascensional, giran alrededor del eje vertical, que conforma la figura de la Virgen, y siguen ascendiendo, mostrando desde su visión cenital, un volumen cupuliforme, que tratándose de “La Piedad de la Basílica de San Pedro”, evidencian la esencia del pensamiento neoplatónico de Miguel Ángel: una cosmovisión cristológica salvífica.

El pedestal, la base, el Santo Sudario, paño donde apoya el cuerpo de Cristo, el mismo cuerpo de Cristo, en contrapposto (la cabeza, el rostro, los hombros y el pecho, en dirección opuesta al cuerpo, desde las caderas y las piernas). Están inscriptos dentro de formas/volúmenes ovales, que tienen alturas contrastantes y movimientos a espirales, que forman parte de movimientos helicoidales (en forma de ocho horizontal), que ascienden en óvalos sucesivos, que van reduciendo su diámetro, alcanzando la cúspide cupuliforme, en la cabeza de la Virgen.

El paño del Santo Sudario, realiza un movimiento que baja desde la rodilla derecha de la Virgen hasta la base de la escultura, para subir y pasar por sobre la rodilla de la pierna izquierda de la Virgen, desciende por el otro lateral, hasta media pierna, se detiene, forma un pliegue, vuelve a subir y pasa nuevamente por arriba de la rodilla, sigue por debajo del cuerpo de Cristo, continúa deslizándose sobre la rodilla derecha de la Virgen y forma un lazo que se resuelve en varios cabos.
El movimiento  del paño del Santo Sudario, tienen un recorrido helicoidal.
Estos movimientos helicoidales, del pedestal, de la base, del Santo Sudario, del cuerpo de Cristo, ascienden, con vocación celeste salvífica, alrededor del eje vertical del cuerpo de la Virgen, el eje horizontal lo constituye el cuerpo de Cristo, formando los dos ejes una cruz implícita, en su significación de árbol de la vida, de la resurrección, de la vida perenne. Giran ascensionalmente alrededor de la cinta que atraviesa el pecho de la Virgen, en la que está inscrito el texto, con dirección ascensional:

“MICHAEL - AGELUS - BONAROTUS - FLORENTIN - FACIEBAT”

Miguel Ángel al firmar su obra, refrenda su pensamiento neoplatónico ascensional salvífico.




Esquema de óvalos ascendentes inscriptos dentro de una pirámide.


El pensamiento neoplatónico cristológico salvífico fundamenta el lenguaje intrínseco que arquitectura la belleza de la forma escultórica de  “La Piedad de la Basílica de San Pedro” y también de las sucesivas “Piedades”.

Este lenguaje lo conforma la intención significante de los óvalos, que contienen los movimientos helicoidales y sus partes a espiral, con dirección ascensional, rotatoria, salvífica, hacia la Patria Celeste, a la vida perenne.


LA COLOQUIALIDAD

Como referí en mi anterior artículo sobre “La Piedad de la Basílica de San Pedro” en sus partes I - II y III, la juventud de la Virgen, corresponde a cuando Jesús era un niño, en tanto Cristo, su Hijo, tiene la edad cronológica de su pasión, muerte y Resurrección.

La juventud de la Virgen, alude a su castidad, pero también, a que concibió por gracia del Espíritu Santo, por Decisión Divina, al verbo encarnado.

Así, es Hija de Dios, que la eligió para concebir  a la Segunda Persona de la Trinidad, resultando  ser Madre de su Hijo e Hija de su Hijo: Cristo, conformando una filiación cósmica.
Que encuentra correlación en los versos 1 - 39, de “El Paraíso”, de la “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri, en la voz de San Bernardo, que dice:

“Vergine madre, figlia del tuo figlio,
umile ed alta più che creatura,
termine fisso d’eterno consiglio,…”

“Virgen madre, hija de tu hijo,
alta y humilde más que otra criatura,
término fijo del eterno designio….”

De este modo se ingresa a la comprensión de una síntesis filosófica neoplatónica de la cosmovisión del pensamiento de Miguel Ángel:
TODO ES PRESENTE ante Dios, es una síntesis temporal: el después de la Ascensión de la Virgen María y de su Hijo Jesucristo a la Patria Celeste, que contiene el antes, la joven Virgen María que tiene en su regazo a su Hijo - Niño Jesús, durmiendo un plácido sueño.

En “La Piedad de San Pedro” no hay PATHOS, hay sublime serenidad de la conciencia reflexiva de la Virgen y del significado profundo de la Belleza de la obra, su esencia salvífica.

A través del dedo índice de la mano izquierda de la Virgen, Miguel Ángel “habla” a los espectadores de la obra, de todos los tiempos y latitudes.
La Virgen con el gesto del dedo índice expresa la intención coloquial de Miguel Ángel, que le dice a los espectadores de la obra: “He aquí a lo que ha venido, a salvar a la humanidad”.

El pensamiento neoplatónico salvífico, fundamenta el lenguaje que expresa implícitamente la obra, en sus movimientos helicoidales, sus partes a espiral y el gesto coloquial del dedo índice de la mano izquierda de la Virgen, revelan un tratamiento del tiempo que trasciende la tridimensionalidad, emergiendo de la belleza de la forma perfecta, a la belleza ascensional salvífica, a la Patria Celeste. (Mayores precisiones, comprensión y profundización de lo que aquí se refiere se desarrollan en mi libro “Miguel Ángel. Escultor de su Salvación”).

Hace ver, en el sentido filosófico - creativo, el saber del “homo comprehensor” (en sentido genérico), el ser que ha comprendido que la virtualidad del movimiento significante de la obra de Miguel Ángel Buonarroti: “La Piedad de la Basílica de San Pedro” se revela anticipatoria y fuente de inspiración inexcusable del arte cinético, en el que los movimientos son generados por motores o fuerzas naturales.

En las obras de Miguel Ángel, el motor, generador del movimiento, es el pensamiento creador que lo sustenta.

Miguel Ángel era un hombre pleno del Renacimiento, cuya inteligencia del hombre creado a imagen y semejanza de Dios, estaba despierta, atenta a observar, a comprender y a estudiar todas las relaciones del hombre y el universo: la correspondencia entre el microcosmos y el macrocosmos y así elaborar consecuencias entre el hombre y lo finito, y el infinito en el hombre y en el universo.
El movimiento helicoidal y sus partes a espiral, esencia del lenguaje expresivo de las obras de Miguel Ángel, es parte constitutiva, de su pensamiento creador.

Es de precisar, que Miguel Ángel, en 1494, en la ciudad de Florencia, en la morgue de Santo Spirito, en Florencia, clandestinamente, realiza disección de cadáveres, lo que lo convierte en un verdadero anatomista y lo faculta a dibujar a la perfección la figura humana.

En el año 1500, en Roma, Miguel Ángel asiste a clases de matemáticas y astronomía, que dicta un joven polaco, llamado Nicolás Copérnico.

“No hay que olvidar que Miguel Ángel fue, desde la adolescencia, gran lector y admirador de Dante, y sabido es que no es posible comprender bien la visión y estructura de la “Commedia” sin poseer algunas nociones de matemáticas y astronomía. Nada tiene de extraño, pues, que Miguel Ángel, en el año 1500 sintiera la necesidad de profundizar en estos estudios para mejor gozar de su poeta predilecto y aceptara gustoso la invitación de algún amigo de acudir a escuchar las lecciones particulares de Nicolás Copérnico.”(La precisión de fuentes, sus citas y profundización, se desarrollan exhaustivamente, en mi libro, “Miguel Ángel. Escultor de su Salvación”).

En los Diálogos” de Donato Gianotti - de resonancias y reminiscencias tan profundamente buonarrotianas - Miguel Ángel en persona afirma: “Siempre me ha gustado conversar con personas doctas, y bien recordaréis que en Florencia no había hombre de letras que no fuese amigo mío. Los mismos ”Diálogos” muestran en Miguel Ángel un conocimiento de la astronomía que al principio asombra y que asombraría aún más si no hubieran llegado a nuestro conocimiento las clases que escuchó en Roma de labios de Copérnico. Uno de los interlocutores, Antonio Pétreo, casi se maravilla de su ciencia astronómica, de que “él, además de estar tan enterado de otras cosas, fuese también perito en astrología”, y Miguel Ángel con su habitual modestia responde: “Lo que hemos hablado de astrología esta mañana es poca cosa; y solo el que haya entendido la Esfera puede juzgar si digo o no verdad”

Es de recordar que La Esfera (la cúpula), desde el pensamiento medieval en adelante, era el nombre con el que se designaba a la astronomía elemental, es decir, según Tommaseo, “la ciencia que enseña el movimiento y disposición de los cuerpos celestes”.

Los movimientos helicoidales ascensionales generan movimientos ovales sucesivos ascendentes dentro de la pirámide que es el volumen dentro del cual emerge “La Piedad de San Pedro”.
Los óvalos de distintos niveles, tamaños y volúmenes se compensan y contienen unos a otros en un ascenso cupuliforme, desde el punto de vista cenital.

“La Piedad de San Pedro” comporta una concepción de visión cósmica, anticipatoria de “La Cúpula de San Pedro”.

Miguel Ángel esculpe la belleza de la forma perfecta, que trasciende a la belleza de la Ascensión, de la Virgen y de Cristo, a la Patria Celeste.
En un movimiento helicoidal del artista creando la belleza de la obra, y de la obra trascendiendo a la belleza de la Ascensión de la Virgen y de Cristo.
El artista en éxtasis por su sublime creación, en movimiento helicoidal, Dios esculpe en el alma del hombre y del artista, el inicio de su conversión.
Así, comienza el largo proceso del itinerario hacia Dios, en un movimiento helicoidal horizontal, en la evolución del tiempo, principalmente expresado en las sucesivas “Piedades” y en los poemas, que aluden a la salvación de su alma.

Córdoba, Argentina, 27de junio de 2018.
Cristina Castricone






Si les gustó este artículo, les recuerdo que es el fruto de veinte años de investigación, volcados en mi libro "MIGUEL ÁNGEL. ESCULTOR DE SU SALVACIÓN", que está esperando un editor.



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