VEINTE AÑOS DE INVESTIGACIÓN DE LA OBRA DE MIGUEL ÁNGEL

LA PIEDAD DE LA BASÍLICA DE SAN PEDRO - III

                                                                         


 TERCERA PARTE



Rostro de la Virgen de "La Piedad de San Pedro"


LA JUVENTUD DE LA VIRGEN

La Virgen es más joven que su Hijo, Jesucristo. Tiene la edad, de cuando concibió al Niño, que inicia la era de la gracia, es una adolescente.
Cuando Ascanio Condivi, discípulo de Miguel Ángel, a quien le dicta su biografía, le pregunta, por qué la Virgen es, más joven que Cristo.
Miguel Ángel le responde: “...No sabes tú, que las mujeres castas, mucho más frescas se mantienen, que las no castas? Cuánto más una Virgen, en la cual no cae jamás ni un mínimo deseo lascivo, que altere su cuerpo?...”, y Cristo tiene la edad cronológica que correspondía a la que tenía cuando su pasión y muerte.

Miguel Ángel, tiene como maestro e influencia de su pensamiento y obra, a lo largo de toda su vida, a Dante Alighieri y “La Divina Comedia”.
Especialmente, “El Paraíso”, influye en “La Piedad de San Pedro”.

En relación a la juventud de la Virgen es de inexcusable referencia el Canto XXXIII, de “El Paraíso”, los versos 1-39, de la oración de San Bernardo: “Virgen madre, hija de tu hijo, alta y humilde más que otra criatura, término fijo del eterno designio….”. María, elegida por Dios, para concebir inmaculadamente al salvador de la humanidad, reconciliador de Dios con el mundo. Es hija de Dios y al mismo tiempo, es la Madre de la segunda persona de la Trinidad, Jesucristo, que es Dios. De tal modo, es Hija de Dios y Madre de Dios.
Dios, encarnándose en ella, su Hija, se ha hecho a su vez Hijo de ella. Lo que constituye un movimiento helicoidal de filiación cósmica.

La juventud relacionada a la castidad y ocasión junto con la beatitud de la belleza se menciona en el Canto III, en “El Paraíso”, de “La Divina Comedia” de Dante Alighieri, versos 43-54, cuando el poeta se encuentra con el alma de Piccarda:
“…En la tierra yo fui monja;
Y si tu memoria bien recuerda,
no se te esconderá el hecho que me he vuelto más bella,
reconocerás que yo soy Piccarda,
que puesta en este cielo con los otros beatos,
beata soy en la esfera más lenta”.

Las mujeres castas y beatas mantienen su belleza y juventud.
 En “La Piedad de San Pedro”, Cristo tiene su edad cronológica. En cambio la Virgen mantiene la juventud de cuando recibe al ángel anunciador o el Niño Jesús era un niñito. Entre los dos, Madre e Hijo, hacen la síntesis temporal, el único tiempo ante Dios: en que TODO ES PRESENTE, el siempre de la divinidad. (Este análisis se desarrolla exhaustivamente, en mi libro, “Miguel Ángel. Escultor de su Salvación”).

La Juventud de la Virgen, en el pensamiento neoplatónico de Miguel Ángel, es el antes, la Virgen tiene en su regazo en un plácido sueño al Niño Jesús y a Cristo, que tiene la edad  de su pasión y sacrificio salvífico en la cruz, es el después.
Alcanza Miguel Ángel la síntesis, SUMMA filosófica: el después que contiene el antes, donde  TODO ES PRESENTE ante Dios.

También, está el dato biográfico,  el Miguel Ángel, de temprana orfandad, a los seis años, recuerda a su madre, Francesca, en la juventud que tenía cuando muere, cuando la pierde.



El gesto del dedo índice de la mano izquierda de
 la Virgen.


EL GESTO DE LA MANO IZQUIERDA DE LA VIRGEN

El movimiento helicoidal, está inserto en la escultura, en los elementos, en el pedestal, en la base, en la roca de la derecha, en el Santo Sudario, en el propio cuerpo de Cristo, por la  posición en “contrapposto”.

En “La Piedad de San Pedro” hay una cruz implícita, el madero horizontal está representado por el cuerpo de Cristo y el madero vertical, representado por el cuerpo de la Virgen, que constituye el eje, alrededor del cual giran los distintos óvalos que contienen los movimientos helicoidales con sus partes a espiral,  generando la ascensión de Cristo y de la Virgen, a la Patria Celeste.

Hay un movimiento helicoidal del autor de la obra, hacia el espectador educado en el ver  la obra de Miguel Ángel, y del espectador, a través de la comprensión de la obra, con Miguel Ángel. Esto se revela en el aspecto coloquial de la obra de Miguel Ángel que se manifiesta a través, de los gestos, de las posturas físicas de las figuras, de la obra.

En “La Piedad de San Pedro”, la mano izquierda de la Virgen, el gesto del dedo índice, pareciera decir: “He aquí a lo que ha venido, a salvar a la humanidad”. (Los aspectos de la coloquialidad y la simbología de la significación filosófica, se explica detalladamente en mi libro, Miguel Ángel. Escultor de su Salvación”).

Miguel Ángel a través de la Virgen, le habla a los espectadores.
La reflexiva Virgen, es Madre, maestra, primera feligresa de su Hijo, y enseña al espectador, de todos los tiempos y latitudes, a reflexionar sobre la salvación.
Así el espectador, educado en el ver, la obra de Miguel Ángel, la comprensión del aspecto coloquial, lo faculta al conocimiento del lenguaje que expresa la belleza de la obra de Miguel Ángel. Que se va transformando de la belleza de la perfecta forma, a la belleza de la salvación, la del espíritu del autor…y del espectador, devenido “homo comprehensor”.

El movimiento helicoidal, también tiene dirección coloquial de Miguel Ángel, a través de sus obras, esculturas, relieves, pinturas, arquitectura y poemas, en su dialogo con Dios y del Creador al artista, hombre y pensador.

Así, Miguel Ángel, que vivió el éxtasis, al esculpir  “La Piedad de San Pedro”, Dios esculpe en su alma, el inicio de su conversión.

Córdoba, Argentina, 13 de setiembre de 2017.      
Cristina Castricone



Si les gustó este artículo, les recuerdo que es el fruto de veinte años de investigación, volcados en mi libro "MIGUEL ÁNGEL. ESCULTOR DE SU SALVACIÓN", que está esperando un editor.


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