LA VIRGEN DE LA ESCALERA
EN LA PRIMERA OBRA, LA OBRA ENTERA
“La Virgen de la Escalera” es la primera obra realizada por Miguel
Ángel, existente y de atribución segura.
Esculpida por un jovencísimo
artista en plena formación artística y filosófica en Palazzo Médicis, que a la
sazón, debía tener la edad aproximada de
15 años.
Bajo el padrinazgo artístico
de Lorenzo el Magnífico, en los Jardines de los Médicis, estudia escultura con
Bertoldo di Giovanni, filosofía bajo la influencia de Marsilio Ficino, Giovanni
Pico della Mirandola y tiene como instructor, así como los hijos del propio
Lorenzo, a Angelo Poliziano.
Este precioso y fundamental
período de formación, transcurre entre 1490 a 1492. Con anterioridad, estudió
pintura al fresco, con Domenico Ghirlandaio.
“La Virgen de
la Escalera” es un “Rilievo schiacciato”[1],
que tiene de alto 55,5 cm. y de ancho 40 cm. En la actualidad se encuentra en
la Casa Buonarroti, en Florencia.
“La Virgen de la Escalera” es la primera obra de Miguel Ángel y en
relación al tratamiento del tiempo en las obras cuyo tema es la Virgen y el
Niño Jesús y en Las Piedades, es la más explícita.
La Virgen está sentada al
inicio de la escalera, sobre un cubo de mármol. Base derecha de la escalera.
Amamanta al Niño Jesús, vuelto hacia su seno nutricio.
El pie derecho de la Virgen “insinúa” la dirección en perspectiva hacia arriba, en
ascensión, como la propia escalera lo significa, más los niños-ángeles que en
la parte superior juegan.
La planta del pie derecho de
la Virgen se continúa en la dirección del pie, y en la pierna izquierda del
niño-ángel que se asoma por encima de la baranda de la escalera que marca la
perspectiva ascensional de la escalera, más los peldaños de la misma, y la
acentúa con su brazo izquierdo apoyado sobre la baranda. Establece la “confluencia”:
- Entre la perspectiva ascensional de la propia escalera, que es lo más explícito.
- E implícitamente, la perspectiva de la planta del pie derecho de la Virgen con la pierna izquierda del niño-ángel que se asoma sobre la baranda con su cabeza y brazo derecho hacia el espacio abierto, más allá de la escalera y sostiene un lienzo (sábana-Santo Sudario), que toma, del extremo derecho del marco de mármol, otro niño-ángel, que sobre su hombro derecho, lleva el Santo Sudario, en un movimiento hacia afuera del espacio plástico.
- Del brazo izquierdo del niño-ángel con la baranda de la escalera. La baranda se torna horizontal en el vano de la escalera, donde otros dos niños-ángeles juegan, miran hacia la derecha de la composición plástica que propone el relieve de mármol.
- Los niños-ángeles, que están en la parte superior de la escalera, participan de la acción del niño-ángel que sale del marco plástico llevando el Santo Sudario. El niño-ángel con el Santo Sudario extendido, por fuera de la escalera, tiene un contrapeso compositivo-plástico y en los aspectos significantes con la Virgen y el Niño Jesús. La sábana-Santo Sudario preanuncia, testimonia, el cumplimiento de la Misión y asevera la resurrección de Cristo y su ascensión.
- El rostro de la Virgen mira con los ojos muy abiertos, casi desorbitados, por la intensa “vibración” interior, que el conocimiento de la Misión sacrificial-redentora y salvífica del Hijo de Dios, a quien está amantando, está destinado a cumplir.
- La Virgen mira hacia la izquierda, más allá del campo compositivo, con el conocimiento consciente del destino del Mesías que es su Hijo, mira hacia la izquierda en un mirar perplejo, estremecedor y estremecido, que ese conocimiento imprime en todo su ser. Vibra el ser todo de la Virgen por este conocimiento consciente.
- El rostro del niño-ángel, a mitad de la escalera, se encuentra, en un plano más arriba, en la misma dirección que el rostro de la Virgen. Orientados los rostros uno frente al otro, pero en niveles diferentes.
- La Virgen amamanta al Niño-Jesús y los niños-ángeles extienden en toda la horizontalidad plástica en dirección contraria al mirar de la Virgen el Santo Sudario, que preanuncia el sacrificio salvífico del verbo encarnado que ella está amamantando y su resurrección.
- Esa es la real perspectiva histórica ascensional que trasciende ese espacio y ese tiempo que es la Misión salvadora de la humanidad: la de Jesucristo.
- El pie izquierdo de la Virgen, horizontal, precede al primer peldaño de la escalera. Continúa la perspectiva de los escalones ascensionales de la escalera.
- La vestimenta de la Virgen, el manto y la túnica, revelan con su movimiento, la íntima movilidad de la Virgen, de su conciencia de ser la Madre del Niño-Gigante-Dios. Salvador de la Humanidad. El Niño-Jesús de espaldas, en su robustez semeja a Apolo, a Hércules según el pensamiento griego. Niño-Gigante, por la inmensidad de su Misión de redimir y salvar la Humanidad, según el pensamiento religioso cristiano y neoplatónico.
- En la obra coexisten el tiempo del amamantamiento del Niño Jesús con el tiempo del cumplimiento de la Misión sacrificial-salvífica del Niño Jesús y su Resurrección. La Madre sabe la Verdad y la Verdad toda es expresada en esta SUMMA, síntesis filosófica.
- Los niños-ángeles motores celestes, que también, revelan el “trascender” del espacio-tiempo del mundo, del Santo Sudario, “llevado” fuera de ese espacio: es signo ascensional de Cristo Resucitado. Es una SUMMA filosófica, una síntesis filosófica-teológica de la Verdad. Es la primera expresión escultórica del pensamiento neoplatónico cristiano de Miguel Ángel.
- La Virgen con la mano derecha levanta el vestido y descubre el seno derecho que amamanta al Niño Jesús, que de espalda, voluminoso, torneado, casi un “Hércules”, un niño gigante, como la inmensidad cósmica de su misión salvífica. La mano derecha de la Virgen genera un movimiento circular que se continúa en la posición de la cabeza del Niño Jesús y el brazo derecho y la mano abierta hacia adelante del Niño Jesús. Este movimiento sigue en el brazo y mano izquierda de la Virgen. Revelando una fuente de energía vital céntrica circular cósmica.
DE LA
MADRE LA BELLEZA, DE LA NODRIZA LA ESCULTURA
El seno de
la Virgen y su leche nutren la gigante misión del Hijo de Dios, redentor y
salvador.
Y la
gigante obra del genio de Miguel Ángel, su nutricia, su madre la Virgen. Miguel
Ángel se identifica con Jesucristo y a su madre con La Virgen.
Pero,
también, revela la leche nutricia, el seno nutricio motor cósmico, fuente de
energía vital del mundo de la belleza y de genio del titán: Miguel Ángel, la belleza que en el parto le dio su madre, y la nodriza de leche, que le
proporcionó el medio para alcanzarla: la escultura.
La leche
nutricia del genio, la energía y
motor de la obra del escultor,
pintor, arquitecto, poeta, pensador: La leche que lo hizo escultor y la madre que lo trajo al mundo con la belleza y, que estimuló la
síntesis-SUMMA de su santidad, a través del arte, por la fe en Cristo.
En “La Virgen de la Escalera” hay una cruz implícita expresada
virtualmente en el eje horizontal: constituido por los niños-ángeles que
juegan con la sábana-Santo Sudario, y el niño-ángel de la derecha que lo lleva
consigo fuera del espacio compositivo. Y el eje vertical que lo
constituye el propio cuerpo de la Virgen, amantando al Niño Jesús.
En
relación a los temas sacros vinculados a
la Virgen y el Niño Jesús, a la Madre y al Hijo, y al Hijo y la Madre, en Las Piedades, en esta temprana obra está toda la obra del neo platónico Miguel
Ángel. (Mayores precisiones y un desarrollo exhaustivo del tema, se encuentran en mi libro "Miguel Ángel. Escultor de su Salvación").
“La Virgen de la Escalera” es una obra plena de movimiento, de
significaciones evidentes y otros profundos.
El
movimiento refiere al concepto filosófico del tiempo, y más precisamente al “Ubi
et Quando”: donde y cuando.
El
movimiento más explícito es el de la escalera en su significación ascensional.
Acentuada esta dirección por la planta del pie derecho de la Virgen, por la
pierna izquierda del niño-ángel, ubicado a mitad de la escalera y su brazo
izquierdo extendido sobre la balaustrada de la escalera.
El brazo
derecho de la Virgen levanta parte de su vestido, que descubre el seno nutricio
al Niño Jesús, esta acción inicia un movimiento circular centrífugo que se
continúa en la posición de la cabeza del Niño Jesús, su hombro y la caída del
brazo derecho con la mano abierta hacia adelante, sigue el movimiento en la
mano izquierda de la Virgen y el dedo mayor abierto, sale del movimiento
circular centrífugo a espiral: fuerza
motriz de la fuente de energía vital
que es el seno nutricio de la Virgen. De algún modo, el dedo mayor de la mano
izquierda de la Virgen, se conecta al pie de la pierna izquierda del niño-ángel
que extiende el Santo Sudario al otro niño-ángel, que lo lleva fuera del
marco de mármol de la composición plástica.
El
amamantamiento del Niño Jesús, en su significación primera que es nutrir la
Misión del Niño Jesús, esculpido como un fuerte gigante, como la inmensidad
cósmica de su Misión reconciliadora, redentora, salvadora de la Humanidad y su
segunda significación en su fisonomía atlética, une la antigüedad clásica de un
Hércules, un Apolo, a la significación
cristiana al Hijo: la Segunda
Persona de la Trinidad, salvador del mundo que viene a cambiar la Historia, a trascenderla. Y
el tercer significado, el autobiográfico, que es la identificación del propio
Miguel Ángel con el atlético Hércules-Apolo-Jesucristo, en su genio de artista,
de su madre que en el parto lo alumbra
con la belleza y su nutricia de
leche, esposa y madre de canteros, con la leche, le da el arte de lograr la
belleza: la escultura.
La Virgen
está impregnada de un íntimo, interior movimiento, en el que todo su ser vibra en la honda impresión de un saber: de un conocimiento consciente
que sólo ella sabe: la naturaleza
divina de su Hijo, la Misión que ha venido a cumplir.
Ese
íntimo, hondo movimiento de todo su ser se refleja en el movimiento de su
manto, túnica y en los pliegues de toda su vestimenta.
La honda
mirada de la Virgen, filósofa, que medita acerca de la inmensidad cósmica de
la Misión del Hijo que está nutriendo, trasciende el marco plástico, del
espacio de la composición del relieve.
Ese
trascender, por su movimiento
helicoidal se vincula en otro
nivel, otro tiempo y otro espacio, que es el de los niños-ángeles, que en el
ascenso que propone la escalera (en su significado explícito) participan con el
niño-ángel de media escalera, que asomado por sobre la balaustrada extiende el Santo Sudario, al niño-ángel del extremo derecho del relieve, quien lleva el sagrado
lienzo, fuera del espacio plástico: alude
a la Resurrección de Cristo y su Ascensión.
El nivel
de los niños-ángeles y el Santo
Sudario nos revela la Jerarquía Angélica y los cielos, donde los motores del cielo: los ángeles, llevan fuera del espacio plástico a otro
tiempo y otro lugar (otro Ubi Et Quando): a la Patria del Padre, el símbolo de la
Pasión, ya cumplida por el Salvador, Resucitado
y Ascendido.
La Virgen
y el Niño Jesús, refieren el tiempo del mundo, la Misión del Mesías a
cumplirse.
La acción
de los niños-ángeles, motores
celestiales, nos revelan la
Ascensión del Salvador de la Humanidad, ya en la Patria Celeste.
La Virgen,
su mirar y su cuerpo están orientados hacia la izquierda del relieve.
La posición corporal de los niños-ángeles, su
accionar y salida del Santo Sudario es hacia la derecha del relieve.
El tiempo de la Virgen y el Niño Jesús, es el de la
Misión a cumplirse en el mundo.
El tiempo de los niños-ángeles es el tiempo de la
eternidad, el no tiempo. La Misión ya fue cumplida. La Resurrección y Ascensión
es realidad consagrada, en la Patria Celeste, ante Dios, Todo es
Presente, otro Ubi et Quando.
Esta obra es la primera SUMMA, síntesis
filosófica del Todo Presente ante Dios.
La Ascensión de nuestro Señor Jesucristo, nos
revela, nos hace ver la Salvación. La vida perenne del pensamiento neoplatónico
y cristiano del joven Miguel Ángel.
Córdoba,
Argentina, 26 de agosto de 2018.
Cristina
Castricone
Si les gustó este artículo, les recuerdo que es el fruto de veinte años de investigación, volcados en mi libro "MIGUEL ÁNGEL. ESCULTOR DE SU SALVACIÓN", que está esperando un editor.
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