"EL SAN MATEO",
RETRATO IDEALIZADO DEL NACIENTE POETA, MIGUEL ÁNGEL.
GESTACIÓN
DEL POETA
En 1504,
Miguel Ángel se encuentra en Florencia, esculpiendo el “San Mateo”, el
primer evangelista.
reflexiona
sobre la esencia del evangelio, la venida del reino de los Cielos, la
unión de Dios con su pueblo por medio de Jesucristo y su linaje davídico, la
obediencia a la ley y la importancia que le da a la justicia, su interés
por la Iglesia y la recomendación a sus jefes, de la humildad.
En marzo
de 1505, viaja a Roma, llamado por el papa Julio II, quien le encarga la
construcción de su sepultura, un mausoleo.
En mayo
parte para Carrara, para la selección de los mármoles y permanecerá en las
canteras de los Alpes Apuanos, hasta diciembre de ese año.
Dice
Ascanio Condivi en su biografía sobre Miguel Ángel: “Estuvo un cierto tiempo
sin hacer nada en su arte, dedicándose al estudio de los poetas y oradores del
vulgar, y hace sonetos para su deleite…”
Sin
hacer nada, alude a la escultura, dedicándose al estudio de los poetas y de los
oradores vulgares, se refiere a Dante y a Petrarca, que escribían en la lengua
que hablaba el pueblo, llevándola hasta la perfección, al punto que se tiene a
Dante Alighieri, como el padre de la lengua italiana.
El hacer
sonetos para su deleite, va más allá de
un ejercicio placentero, sino de un proceso de una profunda necesidad de
encontrar, a través de un nuevo instrumento, la palabra escrita, una
nueva forma de expresar su intelecto creativo-espiritual, su pensamiento,
en las cuerdas de la belleza lírica: la poesía.
El período en que estuvo sin esculpir, fue su estadía en
Carrara (entre mayo y diciembre de 1505), en los montes de las canteras de
mármol, donde se encontraba entre canteros, mulas, dueños de embarcaciones, y
él, en la cima de las montañas blancas cerca del cielo, siempre tan anheloso de
lo sublime y de lo celeste.
En la
búsqueda de un arte más, en el cual expresar, la más honda aspiración de su
alma, la sublimación de la materia.
La
iniciación de Miguel Ángel como poeta, se ha de irradiar en todas sus creaciones
figurativas.
El 18 de
diciembre de 1505 se anula el contrato de “Los Doce Apóstoles, que obligaba a
Miguel Ángel, a esculpir el “San Mateo”.
Creía en
la mente única. Sabía de su genio. De su profunda necesidad de
espiritualización, surgiría una progresiva victoria sobre la materia, una
sublimación ascensional hacia la belleza de Dios.
Enzo Noè
Girardi, dice: “Miguel Ángel ha realizado una especie de espiritualización
del material lingüístico, petrarquesco, y en buena medida también dantesco, más
o menos común a todos los líricos del tiempo, de éstos él se distingue, por
eso, no solo por haber hecho un uso más espiritual del lenguaje común,
empeñándolo en cosas más altas o más altamente sentidas, expresando por lo
tanto una más auténtica y sufrida aspiración a lo absoluto, en sentido
neo-platónico, y a la libertad del alma, en su sentido cristiano; pero también,
y sobre todo por haber implicado en este uso más digno de la materia misma
verbal, en modo de liberarla del peso de una condición natural, o
convencional, de la inercia de una función puramente instrumental y
decorativa”.(Las citas, fuentes, en lengua original, su traducción, desarrollo
de los temas y conclusiones, se detallan en mi libro: “Miguel Ángel.Escultor de su Salvación”).
PERÍODOS
DEL POETA
Miguel
Ángel acostumbraba a usar una misma hoja, papel o carta, en su anverso o
reverso, para escribir sus versos, al mismo tiempo que realizaba dibujos de
obras en curso o no, bosquejos, bocetos. También, en esos papeles podía hacer
anotaciones de gastos, anotar fechas o el verso de un poeta “volgare”.
En una
misma hoja podía escribir varios madrigales o sonetos.
La
datación de los poemas se determinaba por la caligrafía o por los diseños o
bocetos, que pertenecieran a la época y lugar donde el artista se encontraba.
No
siempre estos datos se correspondían a una misma época. Por lo tanto el estudio
de los poemas y la precisión de la datación de los manuscritos se deducen de la
caligrafía de Miguel Ángel, que en las distintas épocas de su vida fue
cambiando.
Los
poemas incluidos en cartas con fecha precisa, facilitaba la datación.
Enzo Noè
Girardi hizo un estudio exhaustivo del carácter evolutivo de la escritura de
Miguel Ángel. Reconoce cinco períodos de la escritura cronológicamente
sucesivos.
En las
distintas épocas de su vida, la poesía se va tornando cada vez más acorde al
esforzado peregrinar de su vida y de su obra, hacia su “Itinerarium in Deum”.
“En
la primera poesía prevalece la
curiosidad por diferentes formas y maneras, serias o burlescas, doctas o
populares, sea el interés por las varias cosas poetizables o poéticamente
conocibles, como la situación de su cuerpo vuelto hacia el techo de la Sixtina,
o la figura de una mujer deseable, o el estado político religioso de Roma bajo
Julio II”.
En el
período 1538-1547, de su amistad con Vittoria Colonna los poemas van dirigidos
a su amiga, como así también varios dibujos, como “La Crucifixión”, “La
Piedad para Vittoria Colonna”, ambos de evidente influencia de “El
Paraíso” de “La Divina Comedia” de Dante Alighieri.
Estos
poemas, decididamente encaminados a su conversión, por la gran influencia
espiritual de la devota poeta e intelectual Vittoria Colonna.
Es la
Beatriz, de Miguel Ángel, también la Virgen, y su madre, es la mediadora entre él
y el cielo, son poemas basados en la gracia de la fe y en la esperanza en la
salvación, de estos dos seres excelsos, enamorados de Jesucristo.
En un
madrigal dedicado a Vittoria Colonna de 1541-1544(?), Miguel Ángel escribe:
Por fiel ejemplo a mi vocación
en el parto me fue dada la belleza,
que de ambas artes me es luz y espejo.
Si otra cosa se piensa, es falsa opinión.
Solo el ojo lleva a aquella altura
que a pintar y a esculpir aquí me preparo.
Si los juicios temerarios y tontos
creen que del sentido proviene la beldad,
que mueve
y lleva al cielo cada intelecto sano,
de lo mortal a lo divino no van los ojos
enfermos, que permanecen siempre quietos,
allá donde
ascender sin la gracia es pensamiento
vano.
Los ojos que “ven” iluminados por la belleza, que le es luz y
espejo, le permite al intelecto sano elevarse a los altos conceptos. De lo
mortal a lo divino van los intelectos y los ojos sanos, tocados por la gracia
que lleva al cielo. Ascender sin la gracia es un pensamiento vano.
El ver
la belleza de la salvación que mueve y asciende al cielo es por la gracia
divina. El ver la belleza ascensional de la salvación de Cristo, la “ven”
los que tienen la gracia de la fe. (Los poemas en su idioma original,
las fuentes, el análisis exhaustivo, se detallan en mi libro: “MiguelÁngel. Escultor de su Salvación”).
Cuando
muere su amiga, se desvanece su fe e inicia un duro proceso de reconquistar la
gracia, es la época en la que decide esculpir “La Piedad Duomo”, para su
tumba, es una larga plegaria-pensamiento-escultórico, que labra durante ochos
años, en su intimidad.
Los
poemas de esta etapa están dirigidos a Cristo, refieren a la fe perdida, se
siente ausente de la gracia, clama por el perdón de sus pecados y pide por su
salvación:
Ya se
cumplió el recorrido de mi vida,
con tempestuoso mar, con frágil barca,
al común puerto, donde a rendir se pasa
cuenta y razón de cada obra mala y buena.
Donde la
afectuosa fantasía
que el arte me hizo ídolo y monarca
conozco ahora cómo estaba cargada de error
y aquello a su mal grado cada hombre desea.
Los
amorosos pensamientos, ya vanos y felices
qué se volverán ahora, si a las dos muertes me
acerco?
De una tengo la certeza, y la otra me amenaza.
Ni pintar
ni esculpir, no podrán ya aquietar
mi alma, vuelta a aquel amor divino
que abrió, para tomarnos a nosotros, los brazos en
la cruz.
[1552 – 54]
Miguel
Ángel siente que la otra muerte lo amenaza, la eterna, sino logra la salvación
de su alma. Si no logra alcanzar la gracia de la fe, en el perdón de sus
pecados y la ascensión de su alma a la Patria Celeste.
Ya no
será el arte de esculpir y de pintar que aquietarán su alma, sino el amor
divino que abrió sus brazos en la cruz para tomar a toda la
humanidad.
Helicoidalmente
la obra, fracturada por el propio Miguel Ángel, contiene en sí misma la
evolución que el hombre-escultor en un profundo abatimiento físico-espiritual y
ausente de fe, no ve la ascensión de “La Piedad Duomo”, a
través de la Virgen y Cristo.
Las
próximas poesías, cercanas a “La Piedad Rondanini” y al proyecto de la
maqueta de madera, los planos y a la elevación del tambor de “La Cúpula de
San Pedro”, consideradas de datación “tardía”, están dirigidas a Cristo
y a la salvación que solo su sangre, su gracia, otorga.
Ponme
en odio todo lo que en el mundo vale
y aquellas sus bellezas que tanto honro y cultivo,
que antes de morir alcance la vida eterna.
[1555]
Pide al
Señor que odie las cosas del mundo y aquellas sus bellezas para que pueda alcanzar
la salvación antes de morir.
NACIMIENTO
DEL POETA
Cuando
Miguel Ángel regresa a Roma con los bloques de mármol para el mausoleo. Se
encuentra con la reticencia a recibirlo del papa, que había desistido del
proyecto del mausoleo. Miguel Ángel huye a Florencia.
Desde
abril de 1506 hasta diciembre, permanece en Florencia.
A pesar
de la anulación del contrato, que lo obligaba a esculpir “Los Doce Apóstoles”,
vuelve a esculpir el “San Mateo” y continúa su reflexión sobre la buena
noticia: “El Nuevo Testamento”.
Se
considera el “San Mateo” un retrato idealizado del joven Miguel
Ángel, entonces de unos 31 años.
Es un
retrato idealizado del proceso espiritual del pensador-escultor-filósofo
neoplatónico, que descendido de los montes pétreos de las blancas montañas de
Carrara, leyendo a los poetas “volgare”, desciende con la lírica de la
poesía y el pensamiento cristológico céntrico, de carácter cósmico, en un
proceso, que junto a “San Mateo” emerge victorioso de la materia, hacia
una evolución artística reflexiva, hacia lo absoluto celeste.
Córdoba,
Argentina, 16 de octubre de 2017.
Cristina Castricone
Si les gustó este artículo, les recuerdo que es el fruto de veinte años de investigación, volcados en mi libro "MIGUEL ÁNGEL. ESCULTOR DE SU SALVACIÓN", que está esperando un editor.
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